La música siempre ha tenido un papel primordial en mi vida. Cuando, de pequeño, me iba de vacaciones con mi familia, recuerdo que, a falta de radio, cantaba sin parar, volviéndoles locos a todos. Ni que decir tiene que en mi coche no pongo mucho la radio...La música está en mi vida de manera permanente: siempre tengo alguna melodia en mente,   y si las circunstancias me lo permiten le doy rienda suelta y la canto.

No sé cuando empecé a interesarme por el jazz, pero sé la razón por la cual me sigue cautivando: es la libertad que representa y que da a la hora de cantarlo. El hecho de que pueda cantar la misma canción de una forma diferente cada vez, manteniendo la misma línea melódica, me resulta fascinante. Hace de cada interpretación una aventura, como un camino recorrido a diario, que nunca dejas de observar y disfrutar como el primer día. Algo que cambia continuamente, como la vida misma, guiado cada vez por mis emociones y mi estado de ánimo.

Y qué decir de los standards. Pequeñas joyas musicales, cuyas letras encierran tantas verdades sobre la naturaleza humana, contadas a menudo con humor e ironía. Vehículos de lujo a cuyos mandos me pongo en cada espectáculo, sabiendo que, llegue hasta donde llegue, siempre voy a disfrutar mucho del viaje.